Es sucio, entrañable,infame y modesto.
No me importa indagar en el análisis de su mente diversa, distante y ausente.
Él formó parte de mí y yo de él, nada más, así de simple;
así fue de cruel, tirana y subjetiva nuestra relación, si es que se puede llamar relación.
De mi parte no hubo más que el desprecio y de su parte solo las acciones.
Balbuceaba algo y yo me encargaba de traducirlo a un idioma que no comprendía del todo.
Él me guiaba a un camino utópico dentro de la misma distopía,
carecíamos de realidad y surrealismo,
es verdad que él no me importó en lo absoluto,
su visión del mundo se me fue esfumando en cuanto comprendí el proceder de los sentimientos.
Y él, como solo sabe hacerlo, desapareció para ser heredado en una generación difusa.
Pero es una fragancia que ronda en mi cuerpo, fragancia ponzoñosa.
Personas, distraídas como yo, me hablan de un comportamiento,
y es que yo no entiendo de comportamientos.