Arrullarse las manos con tu memoria,
hidratar la espuma bajo el azul y
mientras tanto intentar encajar en el
sofa sin tu cuerpo en mi sombra.
Antes de la sombra ya padecía la herida,
la frescura de las heridas era solo el
principio, hallarse oculto mientras tanto
en la penumbra y olvidarse en la nada,
imponerte en mis cejas y grabarte en la
reminiscencia, mientras tanto en el plato
la soledad no era grata, pero imaginaba
tu memoria escondida en el tazón, y
absorbia los sonidos, para disfrutar de la soledad.