Desventurado es el hombre que ha de amarte.
Sacudido y desterrado por la fansatia.
De vuelta a casa, destrozado y humillado.
Con manos vacías y heridas sangrantes.
Desventurado es el corazón que palpite en tus manos.
Maltratado, estrujado y condenado al olvido.
No es culpa nuestra el intentar amarte.
Nadie soportaría tanto dolor para quedarse.
Mal amado es el hombre que de tus sueños vive.
Que de tus manos come y con tus heridas se cobija.
Condenada es el alma que del cuerpo se desprende.
Cuando de tus mentiras miserables se enamora.