El partido de fútbol anterior
entre el Real Madrid y Barcelona,
arropados por gente valentona
se jugó en aquel estadio exterior.
Los equipos corrían el balón,
delanteros, defensas y porteros
que jugaban con pases bien certeros
queriendo meter gol con ilusión.
Va ganando el Real Madrid: tres –dos,
el árbitro pitó las infracciones
y señaló un penalti por lesiones,
los equipos estaban empatados.
Echó al jugador con tarjeta roja.
La multitud clamaba enfurecida
que la liga no se da por vencida
protestando al árbitro con congoja.
El partido acabó con un empate,
los futbolistas salen del estadio
agotados , frustrados y despacio
y el público reclama el desempate.