Como un madero que flota,
Conducido por el río,
Pasó por el caserío,
A velocidades locas.
No recuerdo ni la ropa,
Con la que andaba vestido,
Aquel niño en el camino,
Que surfeaba con sus botas.
Los calendarios que rompen,
Los morrales de recuerdos,
Entrelazan los momentos,
Que no recuerdan su nombre.