los huesecillos de lluvia
entregan sus edades
a esa fortaleza del instante
que adquieren los gorriones
voces de cobre enclaustradas
y altura gótica
que emiten la caducidad
paradisíaca del páramo
tus dedos de agua
órbitas mortales
de matizada blancura
en plenitud nocturna cauces
con promiscuidad arácnida
bestiario silencioso de criaturas
que alumbran la rabia del paisaje