Una hermosa pradera,
verde y amarilla.
Un sólo árbol en ella
y al lado tú sonreías.
Recuerdo tu mirada
llena de alegría.
Primera vez que te veía
después de tu partida.
Corrí hacia ti
a toda prisa.
Mi corazón latía
por tu fugaz visita.
Recuerdo tus brazos
sosteniendo mi vida.
Sentía tu pecho,
tu olor absorbía.
Pasamos el día juntos,
el sol no dejó de brillar.
Dijiste que conmigo
siempre ibas a estar.
Recuerdo tu mano
apretando la mía
mientras la luz amarilla
nos envolvía.
Desperté en mi cama
con mi cara mojada,
fue por las lágrimas...
Lloré por tu falta.
¿Pero qué tal si en lugar
de un simple sueño
estuviste en mi alma
para verme de nuevo?
Papá, no sé por qué
tuve ese extraño suceso...
Pero si estuviste conmigo,
te lo agradezco.