En una tarde de enero
mi vida lloró en silencio,
lloraba mi vida en vano,
lloraba por tu desprecio.
Cuando te falte mi amor
y bañes tu vida en llanto
recuerda que yo te quise
y duermo en el campo santo...
y arrepiéntete del mal
que tú sembraste en mi vida,
para que Dios te perdone
y cures mi amarga herida.
Que muerto en el campo santo
esperaré tu oración
y en el huerto del silencio
vagará tu corazón.
Dormida como una sombra
tu vivirás en mi pecho;
pero nunca tu sonrisa
podrá visitar mi lecho.
Porque ausentes para siempre
vagaremos por el huerto
tú en el mundo cariñoso
y en la tumba yo desierto.