De nosotros con el paso del tiempo,
no quedará ni siquiera una palabra,
no se hablará de un solo contratiempo,
será el azar inútil de un viejo libro cuando se abra.
No somos conscientes de lo efímero de nuestras vidas,
que en la edad del mundo,
dura menos de un segundo,
siendo tan poco sólida como el oro del Rey Midas.
Solo cuando aparece la nieve,
blanqueando nuestro cabello,
observamos el paso de los años.
Pensamos que cuando la parca se lleve
nuestra vida se cierre con un sello,
archivando nuestros gozos y nuestros daños.