MARINA
Remolcado hasta los labios atrancados por el miedo
la lengua anuda los gritos atándolos a la garganta y a los barcos
clamor dilapidado en medio de agonías en los días de desangre,
lo anochecido se esparce,
oscuridad de incendiaras sombras
cubiertas bajo una noche sin luces.
No retrocedí para salvarle, ni volvió a bordear sonrisa alguna,
sus ojos como higos se arrugaron doblados por antiguas tristezas,
su amargura la guardo en el abrigo de las lágrimas
derramadas en océanos oscuros donde las olas no siegan,
cosecha de sus hundimientos y naufragios,
astilleros inundados en días por la noche profanados
islas que emergen para ser desierto sobre mares
mausoleo de inmigrantes en aguas de naufragios,
precipitados,
desgarrados,
rotos hacia olvidados archipiélagos
donde sirenas mudas tejen los lirios,
lamentos confundidos con su canto
nacimiento del tiempo y de las olas.
El corazón, el mar y la tierra se han endurecido,
nada encontraran en esos cuerpos,
dejen el amor sobre sus órganos
no arrebaten el polen ni la espuma,
no esperen que el viento se pose eternamente sobre las olas y las flores.