No hay puente que salve la vaguada del tiempo,
la memoria intenta vadearla,
mas se atasca en los fangos del olvido
o se deja arrastrar por la corriente
cuando el amor badea en la otra orilla.
La neblina te ciega la mirada
o te engaña con fatuos espejismos
y sólo ves fantasmas
arrastrando cadenas de recuerdos
aullando en la ventisca.
El pasado luyó aguas abajo
y se perdió en el mar del ininito.
No hay nada al otro lado de ese espejo
quebrado y polvoriento
que escudriñas buscando una quimera
aullando en el desierto.