Las camas se hicieron mesas y la manta, de película y palomitas, cubrió todo como una bruma invernal. Sentías frío, porque el mundo te parecía gélido, en contraste con el fuego que te arde dentro. Abriste una botella, te serviste y acariciaste al animal que te acompaña...
¿Qué son más doscientos kilómetros? Sólo distancia física, nada que no venza un espíritu entusiasmado... Ya rompimos la mayor barrera, la del silencio, ahora todo es cuesta abajo: disfrutemos del paisaje...
¿Sabes? No tocabas el lomo de la mascota: era mi espalda... No era tu copa sola. Brindamos ¿te acuerdas? Incineraste toda la habitación porque tu amor todo lo arrasa, aventado por mis alas y el edredón sobraba porque nos cubrimos de piel... Las mesas se hicieron camas, y los cuerpos gimnasia imposible, geometría difícil, música del alma...
Las mesas, querida, se hicieron camas…