Ciclos se cierran en esta humanidad
pero la misma pereza los vuelve a empezar.
Muertes similares nos hace presas
de los miedos y las alegrías ficticias.
El hombre cae de rodillas
sin encontrar nunca grandeza,
se inclina ante el poder
buscando migajas para ser
parte del mundo de él.
Carencia e hipocresía inundan los océanos,
los niños y jóvenes se ahogan allí
sin llegar a conocer los riesgos de vivir,
cayendo en la profundidad,
renaciendo sin las ganas de crear.
Las estrellas en el cielo son muchas,
luces que terminan su camino en este orbe,
buscando iluminar la esperanza de las razas,
de las especies que aún no conocen muerte,
aun así el género humano sigue sin rumbo,
sin sombra ni ruidos que orienten su guía.
En oscuridad se oculta la valentía
en los abismos dónde aun habita la fantasía.
el amor se volvió ficción en la sociedad de la información,
las máquinas enfriaron el corazón,
y la luz que iluminaba la razón
se esfumo del hombre que una vez amó.