A causa de la inevitable realidad,
hablamos un idioma fugitivo.
Consecuencia de falaz moral
lo que queda de nosotros mismos.
Pero insinúa y suscita en mí
inefables deseos poéticos.
La razón se enamora de vos,
entre el bullicio un atento silencio.
Me basta con este resto
para crear otro universo,
para saber que ahí estarás
porque, aún condenados
... nos queremos.