Y llegará ese día no lo dudo,
en que vuelva a cruzarme con tus ojos,
con tu sonrisa, tu mirada esquiva,
y el tiempo y el silencio habrán caído,
derrotados ante el viso de tu alma,
y ese manto de olvido, frágil que te cubre
se habrá ido como el viento y quedarás desnuda,
con tu amor a flor de piel de nuevo,
con tu encanto que ciega,
con tu ausencia que mata,
con tu enigma, tu cielo, tu arena…
Y será nuevamente un poema,
una frase, el paisaje y tu risa,
conspirantes oscuros a mi olvido anhelado.