En la peripecia de mi vida
se encuentra solitaria el alma mía,
buscando cobijo inexistente,
de amor vuelto melancolía.
Sintiendo próximo su expirar,
entre idílicas memorias se arrastra,
en incesante súplica:
¡Una mano amiga!
convierte en su mantra.
Se elevan nubes, ¡Nubes de humo!
representantes de un pasado vivido,
lamentos se escuchan en ascendentes murmullos;
mi alma está aún buscando su abrigo,
¡ay! ¡Que no se vive en pasado continuo!