VEJEZ
Sobre el calvario de mi helada tumba
están los sueños de mi infancia muerta,
la juventud me acompañó hace tiempo;
la ancianidad me cierra ya la puerta.
Cabellos blancos en mis sienes llevo;
mi cuerpo enfermo, de dolor se agota,
sólo un alivio para el alma alcanzo...
la paz perene que en la tumba brota.
Miran al cielo mis cansados ojos;
mis pies muy lentos por el polvo avanzan;
y el retacito que de vida tengo
con mis plegarias hasta el cielo alcanzan.
Se está apagando para mí la estrella;
el sol consciente de mi mal se ha ido;
la luz ausente me dejó en tinieblas,
ya en una tumba yo estaré dormido.