Eres el vino que baña mi cuerpo y te estremece en mi piel, para beber cada gota que corre sobre mí. ¡Ay! ¡enloquecido estás con el aroma de mi piel! provoco tus suspiros con mis sublimes encantos. ¡Yo soy tu cereza, que provoca tu febril imaginación! ¡lames todo mi cuerpo cereza! Eres el vino que le da sabor a mis labios, los humedeces. Pegamos nuestras bocas fogosas para mordernos tiernamente…
Mis labios sensuales despiertan tu pasión infinita, recorren lentamente tu cuerpo excitado, saboreando tu vino cereza. Mi lengua baja suavemente por el camino de lujuria, que tu mente desea aún más. Nos miramos con deseo. ¡Ay! llego a tu falo erecto. Lo cojo en mis manos suaves, acaricio mis senos con él, le doy pequeños círculos a mis pezones duros...
¡Tus manos juegan con mi cabello, y escucho tus gemidos! Me excito con escucharlos. ¡Me fascina ver tu cara llena de placer y deseo! ¡Meto en mi boca tu falo! Mi boca es ardiente, llena de fuego; mi lengua juega con él, lo succiono, lo lamo con deseo, amorosamente, como si fuera un bombón de cereza que me quiero comer hasta llegar al final...
Me mira... Tus ojos brillantes me dicen que no aguantas más. “¡Ah qué rico, mi musa!” dice él. Siento vibrar tu cuerpo. Explota en mi boca. Disfruto tu delicioso vino... Eres mi vino. El que siempre he soñado. Él me embriaga de amor, caricias, y deseo...