¡Qué locura! ¡Qué condena!
es eso de escribir...
cuando la mente se bloquea
y los sentimientos no logran salir:
Es como una herida que al momento se cierra,
pero sigue ardiendo, aín con mayor fuerza.
¡Qué tragedia!¡Qué miseria!
la vida del escritor,
incapaz de alcanzar su antídoto
y sentirse vencedor.
se sumerge en un mundo de pesar y de dolor,
de palabras inconexas...
brillando con fulgor.