Estaba Vampimax en su cueva, afilando sus pequeños colmillos,
Se miraba ufano en el espejo, con cuidado peinaba sus tres pelos.
Mirando su panza decía: «Caray, creo que debo bajar de peso,
Conozco de vampiros calvos, pero no se de alguno obeso»
«Haré mucho ejercicio — se dijo a si mismo el murciélago—
Y dentro de algunos pocos días, seré un vampiro regio»
Vampimax no era un vampiro, sino un murciélago frutero,
Y vivía con sus amigos, en su gran cueva de murciélagos.
Pero Vampimax leía, leía muchas novelas, historias y cuentos,
También gustaba de leer poemas, sobre muchos temas diversos.
Pero las historias que más le gustaban, eran las de los vampiros,
De seres de ultratumba, el hombre lobo, de Drácula y sus amigos.
De tanto leer estos libros, perdió el pobre murciélago el juicio,
Viendo sus alas y sus colmillos, decidió convertirse en vampiro.
Decidió cambiar de nombre, a «El Conde Maximum Vampyrus»
Y muy jactancioso repetía; «Vampimax, para los amigos»
Decidió empezar sus aventuras, a inicios del mes de febrero,
Con luna llena incluida, aullidos de lobos, ladridos de perros.
«¿Qué es lo que quieres hacer, necio? —preguntaban sus amigos—
No ves que solo eres un murciélago, y no tienes nada de vampiro?»
No hizo caso de los consejos, y raudamente alzó veloz vuelo,
«Están celosos de mi» Pensó Vampimax para sus adentros.
«Pronto escribirán sobre mis hazañas, poetas y escritores diversos,
Seré el mas grande vampiro, que haya jamás existido en el universo»
Así pensando volaba, y se iba en el bosque, más y más adentro,
Hasta que divisó una vieja cabaña, donde decidió detener su vuelo.
Lo cierto es que ya no daba, el pobre murciélago con su peso,
Su enorme panza le pesaba, con las justas llegó hasta el techo.
Además había un problema, pequeño pero muy cierto,
Vampimax solo conocía, su cueva y los árboles fruteros.
«Encontraré a la primera doncella —pensaba el bribonzuelo—
le hincaré mis dos colmillos, y beberé la sangre de su cuello»
Es así que se lanzó raudo, en dirección del primer desnudo cuello
Hincó sus colmillos con ansias, pero...apenas pudo rasguñar el pellejo
Rompió uno de sus colmillos, y en lugar de sangre obtuvo,
Un maloliente y espantoso, verdoso y pegajoso amargo veneno.
No se dio cuenta nuestro amigo, que esto no era una doncella,
Sino una espantosa bruja, casi calva, con granos y recontra fea.
Tomó la bruja al murciélago, riendo de espantosa manera,
«Justo lo que necesitaba —dijo— para terminar mi pócima maestra»
Pedía a gritos auxilio, el pobre Vampimax en la cacerola,
Pero solo se escuchaban chillidos, y revoloteo dentro de la olla.
Ante tanto escándalo armado, vinieron las brujas hermanas
«Comparte un poquito —dijeron—, que también nos hace falta»
Pero la bruja no cedía, a escobazos echó a las demás de la cocina,
«Es solo mío» repetía, y sin percatarse la olla cayó y se hizo trizas.
Voló Vampimax disparado, dejando el colmillo roto en su huida
«Al diablo con los vampiros, comeré fruta», una y mil veces se repetía.
Le hizo un nuevo colmillo el dentista, ahora come fruta y vive en su cueva,
Leyendo versos y poemas, se ha propuesto convertirse en un gran poeta.
Pero en las noches de luna llena, Vampimax sueña que vuela
Como el Conde Maximum Vampyrus, el mas terrorífico del planeta.