Había una vez un rincón secreto llamado “el tesoro de Bob”. Él, vivía contento en la casa de sus abuelos. Cuando en el pernocta Bob, y camina hacia la derecha, él, sólo vé una gota de lluvia en la ventana. Era el rocío de la mañana, en el cristal de la ventana, era una gota de agua, de lluvia, era tan real, como el cristal, era su reflejo en la ventana de la casa de los abuelos de Bob. Y Bob, la observa como algo tan verdadero, tan real como si por primera vez esa gota de lluvia tan deslizante se le iba de los ojos y por supuesto del cristal de la ventana. Bob, atraviesa el rincón secreto como era su nombre de pila. Y descubre que él sólo siente vivir en su más, sin petulante vida. Él, era un duende como los de los cuentos de hadas. Cuando en en un abrir y cerrar de ojos, vió la gota de lluvia en la ventana. Y, él quiso más navegar por el rincón secreto, y encontró un muñeco de trapo que hace tiempo su abuelita le tejió. Lo toma de la mano, y él, se dice para sí mismo, -”si yo fuera como este muñeco de trapo sería más feliz que nunca”-. Otra vez, lloviendo y vió, la gota de lluvia deslizarse sobre la ventana, y la vió bella como la mañana, como la rosa del jardín. Y quiso, tenerla en sus ojos azules como el cielo. La toma, con precaución y sin perder una sola gota de lluvia, la tomó en su mano y se dice que se vió reflejado en la gota de lluvia de la ventana y la amó desde entonces. Bob, era muy tímido, pero extrovertido, y de un pensamiento muy claro. Salió una tarde del “tesoro de Bob”. Y vió, una gota mayor en la ventana, que la que había tomado en su mano, y dijo, -”ésta es más bonita que la que tengo yo”-. Y, entonces, se debió de haber enamorado de esa gota, tan bella, tan inmensa, tan real, tan llena del cristal, donde su rostro se reflejaba, cuando Bob, la vió acudió al “tesoro de Bob”. Y la quiso guardar en una cajita, cuando de su mano cayó el agua de lluvia y no quedó como la gota de agua o de lluvia en la ventana. Y supo que la vida es así, como una gota de agua del rocío de la mañana, se deshace la vida cuando envejece, pero, cuando es primavera se vé tan bella y hermosa, y con mucha vitalidad en sobrevivir hacia toda una existencia. Y en toda su vida, se recuerda de esa gota de lluvia en la ventana, en que se vió reflejada su cara como del cristal en que se había formado. Y jamás, tuvo miedo ni volvió a ser tímido, construyó un jardín hermoso como arquitecto y supo que la lluvia es la vida de ese jardín tan hermoso, que había él construido, era para formar parte del rocío de la mañana. Y Bob, supo en la vida, que la vida se parece a esa gota de lluvia en la ventana, que se desliza suavemente en la ventana, pero, que llega a deshacerse al descender como la vida misma vá envejeciendo.