“Mientras la cabeza de otros animales pende y mira hacia el suelo, él hizo al ser humano erguido para obligarlo a mirar al cielo y a alzar la cabeza hacia las estrellas”
Ovidio
Cuando te sientas abrumado de penas y desvaríos
no lances hacia el vacío un S.O.S. inútil
esperando que alguien más,
alma, santo o ser supremo,
te brinde por caridad un apoyo solidario.
Convéncete tu mi amigo que tus problemas terrenos
solo son el resultado del azar y el albedrío.
Si un pensamiento altivo nos lanza de vez en cuando
a ese foso mareador donde habitan las estrellas
en busca de una razón que resuelva nuestras dudas
lo hace solo porque allí, nuestra cultura animista
guarda como en refrigerador grandes penas y esperanzas
que no ha podido resolver ni el mejor psicoanalista.
Créeme en lo que digo de ese material viscoso
que nos permite pensar: no se puede despegar
de su origen y sostén,
de este cuerpo vanidoso con destino nada ajeno
a este barro calizo pegotudo y arcilloso.
No pobre iluso y soñador
arriba allende las nubes nadie te escucha ni atiende
por pulcro y adocenado que sea tu proceder.
No distraigas tus problemas elevando la mirada
hacia un vacío engañoso.
Fíjate en lo que pisas, es tu esencia verdadera
hecha de agua y arcilla, con una pizca muy rara
de algo que nos maravilla.
Entreteje aquí tus penas, sácalas del atolladero
sin pedir con llanto y súplica a fantasmas del arriba.
Toma ese vaho cetrino emanado del propio barro
y reanímate de valor que la batalla esta aquí
esperando construir tu único y propio destino.
Tu cuerpo-ser que me sostienes,
no pienses más por favor en ilusiones brumosas
si no quieres perder el juego insensato, duro y cruel
que te compruebe algún día
que eres de arcilla y que tu piel no es limite milagroso
de dos sustancias contrarias
ni que de allí saldrá en huida ser extraño y veleidoso.