Musvi

23/01/17

 Los espacios míos no se han cerrado

he pedido por un clamor espontáneo

que cambiemos de rumbo; alejarnos

andábamos heridos, entre besos

y múltiples caricias, nuestro ‘eros’ en fuego

 lo preciado de nuestro apoyo

que nos sanan tras nuestras agresiones.

 

Veía tus ojos, hundido en lo profundo

a ver lo que no se ve en la piel, en la silueta

en la ropa, pues hay en el fondo la luz

Y hallaba paz, y gracia.

 

Hemos sido montañas, la cúspides más altas

hemos sido viento, que son en cualquier contexto

aguas dulces que purifican,  que son alfa, que dan vida

fuegos que consumen, transmutan y suben

 hemos sido fin, fin hacía cada uno.

 

Pero hoy somos el fin.

 

Nos debatimos en voluntades, argumentos en desacuerdos

desacuerdos de morales cristianas, de deseos que afloran

y que lento, nos ahogaban por dentro

¿Y qué es el deseo?

 

La estética de la más superflua se aviva

florece, envuelta en egos la banalidad

y que puerco comparar aquello con las flores

 

Que son tan puras y necesarias.

 

¿Y qué es lo necesario?

Ante dilemas de nuestra esencia, y existencia.

y de nuestra era problemática

donde al fin y al cabo “Sólo hay realidad en la acción”. 1

y eramos juntos, con varias direcciones y unas opuestas.

 

Que seas luz, que seas fortaleza y redención

es eso lo que considero ameritas

o mejor que seas lo que tú ameritas

Lo que tú misma determines; decidas; mi Bella.

 

Pero sólo en ti misma.

 

Adolfo D’Erizans.