Vampiros
Cae la noche y la siento tan fría, ¿seré yo?
cada anochecer me pregunto lo mismo,
he sentido la brisa en mi cara,
fría, húmeda, ligera... helada.
El plenilunio me abraza
y de mí huye el sueño,
la somnolencia se esfuma, parece magia.
Me siento exhausta,
tengo la garganta seca,
estoy sedienta.
Poco a poco siento que algo
recorre mis venas, es inexplicable,
como una corriente eléctrica
que me atrapa y me condena.
Mis sentidos despiertan,
la luna aparece, su luz dilata mis pupilas,
se escucha al lobo aullar,
mis manos sudan, empiezan a temblar…
Acudo a nuestra cita, me dices que estoy bella,
pero mis oídos no te escuchan,
oigo el latido de tu corazón,
te acercas, me besas…
¡y yo muero de sed!
Muerdo tu cuello, te escucho gritar,
pero mis colmillos no te sueltan,
el elíxir de tus venas brota de mi boca,
cual fuente eterna…
Perdemos el sentido, y tú, amor mío,
te he condenado a esta vida oscura,
a este destino en tinieblas, a este existir en pena;
ahora recorreremos el mundo juntos,
jamás te irás de mi lado pues al fin, tu alma es mía…