Un café a tu lado la solución a mis pecados,
después de las tinieblas tú me iluminas
el alma y mis adentros con tus infinitos besos.
En el silencio de tus brazos el cobijo nocturno,
las estrellas compañeras de tu belleza y con ellas
me entregas el manto astral con tus pequeñas manos.
Cada suspiro que arrebato de tu cuerpo es amor,
creación divina en el pecho de ambos,
navegando despacio con ternura, sin dolor.
El plenilunio escondido eterno en tus ojos
es la inspiración para volar en tu mundo,
hundirme en lo más profundo dentro, juntos.
En la orilla de tu cintura encuentro mi noche,
a la otra orilla el amor es posible
y en tu amor mi cuerpo y alma sienten el fino derroche.
Alguna vez fuimos en los antiguos siglos vividos,
hoy volvemos a ser latido, furia, sentido y pasión
envueltos en fervor y palabras para uno que es dos.
Momentos entre uno y dos que son efímeros,
las razones del amor que aturden el temor
hacen los fragmentos del tiempo instantes placenteros.
Luciérnagas amorosas persiguen sueños sublimes,
que regalas en los brazos del genio Morfeo
yo rabioso me quedo con ellos gritando “abrázame”.
En las lunas de tu piel encuentro esperanza,
pescando amor y arrancando placer mutuo,
naufrago soy en el universo eliminando la desesperanza.