Solía tomar mi café negro, fuerte y amargo
en el jardín, muy cerca de las flores en que
los picaflores libaban su dulzura.
Una tarde uno de los que frecuentaban mis
flores, inquirió el motivo de que me agradara
ese trago oscuro, fuerte y amago.
Le dí a probar una pequeña gota de café. el
efecto fue extraordinario, quedó agitando sus
alas aun más velozmente y radiante de alegría
se fue alejando
A partir de ese día,los colibríes invitaban a otras
aves a probar el milagro del café amargo, en sus
picos. A todos sorprendía que algo negro, fuerte
y caliente pudiera ser tan grato.
Así fueron pasando las aves y los días, para mis
ojos, que un día se encandilan con la belleza del Ave del Paraíso.
-Oh que maravilla exclamó embelesado por su magnificencia
Esta exclamación admirativa escapada de mi boca
provoca las iras de los colibríes, sus picos atacan
mis ojos y los ciegan.
Luego beben todo el café que aun queda en mi taza
y su negrura y el amargo sabor se mezclan con su ira
y los vuelve negros,torvos, desagradable sus graznidos
Esta historia me la contó un ciego, me dijo que así
nacieron los cuervos