Tan linda y radiante yo te conocí,
fue una gran fortuna de dios para mí,
si tú la más bella se encontró conmigo,
mil gracias mi dios tan alegre digo.
Como tú no hay nadie y en este momento,
suspira mi pecho y mis ojos te miran,
mi corazón late y mi voz con acento,
te dice te adoro, casi sin aliento.
Cuán grande es tu gracia con cuerpo de diosa,
que flota en el aire como mariposa,
y cuando te miro, te sueño mi esposa,
buscando agradarte te traigo esta rosa.
Pedro Ruiz Lòpez
1987