Pasando junto al río oí sollozos,
me acerque a mirar quien lloraba,
era el río que expresaba su lamento,
pues lentamente su vida se acababa.
Entonces miré sus turbias aguas,
como en sus corrientes bajaban,
grandes cantidades de basura,
haciendo de sus aguas más oscuras.
Pude entender su triste llanto,
el hombre le tomó por basurero,
contaminando con desechos sus aguas,
destruyendo su belleza en el sendero.
El dolor del río hirió mi alma,
mis lágrimas no pude contener,
y rodaron revuelta con sus aguas,
negras como un lluvioso anochecer.
El río es mi amigo desde niño,
saltaba muchas veces en sus posas,
bañándome alegre en entre sus aguas,
recuerdo esas tardes tan hermosas.
Que triste pensar que nuestros hijos,
no miren un río cristalino,
pues algunos inhumanos sin conciencia,
actuaron como seres asesinos.
J.Moscoso
Derechos de autor reservados.
José Antonio Moscoso Vega.
Corredores, Puntarenas, Costa Rica.
29 de abril 2011.