Poco a poco se van dejando querencias,
recuerdos apolillados condenados al desván,
sueños que se rompen al pretender guardarlos,
nostalgias exiliadas en viejas cajas de cartón,
sombras difusas con las que tropezamos
al abrir una puerta o en cualquier rincón de la casa,
fantasmas con los que convivimos,
al principio con miedo, después con camaradería,
y al ultimo con nostalgia..
Sonidos atrapados en las aristas del recuerdo
que de repente vibran, y nos hacen voltear
a ver el espejo del tiempo, entre minutos y daños..
Telarañas del deseo que se muerden el labio
esperando contagiarnos, envolvernos en su viejo juego
destrenzándose el cabello para ver si caemos
en su incierta trampa, en su agridulce melancolía..
Agria: por el incierto sentido de posesión,
por creer que somos inmortales y todo lo que pasa,
solo pasa en rededor, sin afectarnos a nosotros,
!hasta que nos afecta!...
Dulce: porque muy en el fondo sabemos
que el olvido tarde o temprano llega,
obsequiándonos ese deguste de su indolente tranquilidad
vestida de paz y la burlona sensación de alivio
que se filtra por las viejas grietas de la razón,
obligándonos a enterrar las imágenes que nos atormentaban,
esas imágenes amadas que intentamos retener,
a las que nos aferramos en forma masoquista,
pero que soltamos poco a poco porque perdieron
la razón de ser, cuando el olvido finalmente
se apropia del entorno..
Y entonces como una ráfaga de aire fresco
lo llena todo, traspasándolo, inundándolo
con sus idas y venidas, arrancando recuerdos,
destruyendo visiones, hasta acabar con el último
retazo de tristeza, que escondido había intentado
escabullirse bajo el suspiro postrero...
UN POETA LÍRICO
Arturo Gil
24/01/2017