Su bella tez
su aptitud altiva
contrastaba con su
angelical humildad
que de sus ojos diáfanos
refulgían denuedo.
Del salón revestido
por la hierba y árboles
bebiendo del rocío mañanero
las ninfas y colibríes revolotean
sobre claveles, nardos y mozas.
En ese reverbero de magia,
encanto, ensueños, realidad
y forma, estabas, con tu
cuerpo de fino azahar andaluz
cabello de azafrán ensortijados
que resbalaban hasta tus
senos que nos une a la vida.
Desnuda como la ninfa y el colibrí
como las flores los árboles y el manantial
impoluta, si porque eres pura mujer,
y mujer como la naturaleza toda,
que engendra y forma vida.