He advertido cruzar en acechanza
en la hora rezagada, la neblina,
llevando celebrada por mezquina
un anhelo intangible: la añoranza.
Ni el corazón perdurable se afianza
en las yemas lozanas... cristalinas...
Y del simple gozo, en hendidura fina,
da la suerte vital de la esperanza.
¿Será ese lanzamiento entorpecido
que amasa el receptáculo o la aurora
el tesoro más lento por pausado
del hombre que en la tierra es sostenido?.
No obstante, en la sombra cual traidora,
se esconde el corazón esperanzado.
Amalia Lateano