La vida es un río que transcurre,
va bordeando esos lugares siempre transitados,
se derrama en cascadas tormentosas,
baña las costas de nuestros afectos,
recorre verdes prados vivificadores,
se bifurca en sinsabres y alegrías,
hasta desembocar finalmente
en un amplio lago o mar espacioso,
donde cada verso es vida
y cada silencio es muerte,
vida y muerte en un mix
donde estamos tu y yo
y un pedazo de cielo azul
que se quedó allí ese día
en que nos conocimos y amamos.
Cuánto nos amamos en ese río,
testigo silencioso de nuestra pasión,
bañado por las lluvias que fueron nuestro ansiado néctar..
Hoy regreso buscando las huellas de tu nombre
y sólo siento el murmullo de las aguas turbulentas. .
Rebusco el camino que recorrimos juntos tantas veces
y que sin embargo esquivo para no hundirme en esta angustia,
que me traspasa el alma como dardos afilados
y que tan solo emigrará con tu retorno
que devolverá los frutos a este árbol marchito.
Esas mismas calles transitadas día a día
y las horas compartidas en el mismo café
Hoy solo resta esta tristeza sin calma,
acompañada por la melodía que duerme solitaria
Cómo olvidar…
Un adiós que pude evitar
y sin embargo me quedé observando,
siendo un simple testigo
de aquella barca que partía,
que transportaba al único ser
que me enseñó el amor
y despertó cada fibra
de mi piel adormecida.
Terminó, como terminan tantas cosas en la vida
Así, vengo a esta milonga anochecida
Y mientras vibran acordes acompasados
marco estos pasos tan nuestros como el lamento diario.
Aquí dejo este poema que languidece triste
entre las hojas mustias de un escritorio solitario
Entre sus páginas amarilleadas por el tiempo y el olvido
han quedado guardados tantos recuerdos
de un alma que clama por abandonar este silencio
que lastima y reclama a gritos un lugar donde alojarse.
Anoche soñé con fuego,
y a esa hoguera con llamas resplandecientes
nos acercábamos tanto, amor,
que el terror invadía mi cuerpo y mi alma
Y por miedo a arder en ese infierno
no pude gozar con todos mis sentidos
ni pude saborear tus últimas palabras de amor.
Por eso hoy sueño, sólo sueño
con todo lo que pudimos tener y dejamos escapar.
Así, vivamos con intensidad este momento,
amándonos sin pausa, sólo este presente,
todo nuestro, sin mañana
y con toda la energía de este amor efímero
donde la vida está vigente
en comunión como la abeja y la flor.
Nos refugiaremos en las sombras de la noche
amándonos hasta que el sol despunte
En nuestro mundo alucinado
no existirán la envidia ni la maldad
Y desde nuestro idílico sueño
desparramaremos amor a los cuatro vientos.
Todos los derechos reservados para © Susy Espeche. Prohibida la venta y reproducción de esta propiedad intelectual.