Estoy ajeno a motivos,
y a razones infundadas,
al frío por falta de abrigos,
al hambre recia y malvada,
a las muertes entre hermanos,
que son pérdidas, ganadas
por la industria de la guerra
que siempre vende sus armas,
las venden con mil razones
por las que no pagas nada,
te las venden muy baratas
y las balas sin contarlas
mientras más, mejor el precio
te ayuda a transportarlas,
hasta te ofrecen en pruebas
algunas viejas metrallas,
para comenzar conflictos
donde la paz abundaba.
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Ramón Oviedo
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