Yo, el enemigo de cupido,
el verso sin sonido
de un soneto malnacido,
la risa que no alcanza
plenitud, felicidad ni confianza.
Soy, el poema inacabado de un delirio,
el suspiro concedido
por unos labios asesinos,
la soledad que se abalanza
sobre mis ojos clandestinos.