Sal de vez en cuando de tu cueva,
que la vida te espera fuera,
si tienes frío encontrarás una hoguera,
sal y verás que la vida se renueva.
Sal aunque los días te parezcan grises,
de vez en cuando la lluvia tu sed apaga,
fuera de la cueva, se haga lo que se haga,
los días ya no serán tristes sino felices.
En la cueva solo hay sueños sin futuro,
y un permanente ocaso,
que impide ver la luz.
Un porvenir siempre oscuro,
un cielo sin estrellas siempre raso,
y una invisible y dura cruz.