Hace días que no escribo,
con el taconeo de mis latidos
golpeándome avanzo
hacia mi entierro,
en él me encierro, ni lecho,
ni techo, ni suelo, ni cielo…
Mi miedo a un error
me llevó a un peor error,
asunto oculto,
tropiezo público,
y tú, ávida en el despecho,
ingrávida soledad en mi pecho.
Mi corazón late en off
con los ardores de una muerte interior
saboreando... No, sufriendo
un amor con sabor a desamor,
hiperventilando un pulso acelerado,
un insistente ritmo cardíaco
de incesante sombra, la última gota
de esa copa me supo a derrota.
Y qué difícil es a ti llegar
que escondes sonrisas
hecha trizas como cenizas
del fénix, y se marchitan
todas las letras de esos poemas que escribí...
Eran para ti…
Tan cerca y tan lejos
como diciembre y enero,
tan joven y tan viejo
como un valiente con miedo,
despertaron con un cielo de grises cubierto,
con un buenos días de silencio o desierto,
que amenazaba pero había nada,
que amenizaba pero hacía nada,
de vista casada
se viste cansada
mi amada decide su asistencia
a mí, solo ella, dirige mi existencia.
Fotografía: Alberto Louzado
https://www.instagram.com/albertolouzado/