¿Sabes? a veces te vuelves humana;
cuando dejas la tierra por el aire
ensuciando los muebles y las flores,
y olvidas el plumero y tu desaire,
si desatan tu delantal mis deseos
y te busco por la espalda de tu talle.
A veces. Te escapas de tu paisaje
de cacerolas, de cubiertos, de limones,
de la cocina que alimentas con tu vida
desde el alba hasta el tiempo que dures,
y te exprimes en jaleas de sonrisas
cuando los niños se acercan a besarte.
Solo a veces. Dejas de lado, los deberes
de tus hijos, los planchados de camisas,
los lazos cortados de mis viejos zapatos
y te acercas con culpas a tu alma y la vistes;
de carmesí los labios, de rimel los ojos,
pintas un lunar en tu mejilla, y vives.