Doméstica Cenicienta
esclava de los oficios,
tu arraigo se aposenta
igual que un vicio.
Al borde del precipicio
sin mostrar tu carisma
sin amor a ti misma
trabajas sin salario.
Con ese afán legendario
eres como una sombra
con figura de mujer,
o como una simple alfombra
que todos pisan a placer.
¡No puede ser!
abre tus ojos, despierta
barre esas retrógradas ideas
y dejarás de ser Cenicienta
si a tu mente la trapeas.
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Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela