Suele ocurrir que el hombre
a quien Dios bendice se
granjea enemistades.
Muchos ambicionan el fruto
de sus manos.
Más vale la gracia de Dios
que los muchos tesoros
del mundo.
Quien anda en integridad
consigue el favor del Señor.
En los labios del justo
hay bendición.
La boca del malo habla
perversidad, calumnia y
mucha necedad.
Será bien afirmada la
casa del hombre que
teme a Dios.
A sus generaciones no les
faltará el pan.