No alces la voz ¡mi amor!
que le vas ha despertar,
déjale dormir, su sueño,
que ha nadie, le hace mal.
Hay sueños, que dan miedo,
y no se deberían soñar.
Hay sueños que, alegran la vida
y no se quieren olvidar.
Yo sueño; cuando no quiero soñar,
y cuando quiero; no puedo,
despierto debo soñar.
Menesteo
Derechos reservados