Miren la fiesta de estos hombres borrachos.
Son hombres dormidos y tristes.
Y fuera de ellos
mis huesos:
lágrima viva.
Estos días no me la han puesto fácil
soy una lágrima y este disfraz sabe a carbón.
Amarga historia la de mirar los números robados en los noticieros.
Yo nunca pedí que me hicieran llorar.
Yo siempre quise caminar hacia el mar y morder los labios de la arena.
Pero ahora soy chillido de perro nocturno
un aullido desliznadose sobre estas arrugas llenas de melancolia.
Y estos hombres dormidos
hombres tristes
rien y rien
mientras yo me resisto a estos días que me enseñan las letras de la tristeza.