Un sueño acaba de florecer.
Un sueño que no recuerdo,
cuando fue la última vez en aparecer.
Solo recuerdo su aroma
y lo bien que resultaba imaginarlo;
en su máximo esplendor imaginarlo crecer,
poco a poco,
paso a paso,
latido a latido,
que aumentaban con la ilusión,
de verlo un día, florecer de verdad.