OSADIA
Tenía ella cuatro décadas
a la séptima él llegó
y aunque fuese de a sentadas
mucha pasión le entregó.
Desbordaron fantasías
inventaban las caricias
y se pasaban los días
entre viejas y primicias.
Más en un día cualquiera
en medio de gran fragor
calmó su furia la fiera.
Ya no pudo el buen señor
y en una mueca postrera
desnudo murió de amor.