Urquiza

EN TU ENCUENTRO

Por que supe que ahí

te encontrabas como siempre

con las manos acariciando

el libro de la vida

página tras página

lectura divina

que dan tus ojos.

 

 

Entendí que tus tiempos

no eran los mismos que los míos

y comprendí dejar de lado

aquellas preguntas

que mi lengua sedienta se encontraba.

 

 

Hoy solo basta

agachar la cabeza

para creer

que el tiempo

oro del reloj

nos regala lentamente

una nueva mirada.