El día en que yo consiga
libar de tu negra flor,
se apagarán los luceros,
la luna, cubrirá al sol,
se borrarán las estrellas
y el cielo hervirà de amor,
eterna será la noche
en que tu piel y mi piel
comulguen del mismo vino
y gocen la misma miel.
Y surcaremos los mares
de procelosa pasión
sin velas timón ni ancla,
sin rumbo ni dirección,
bebiéndonos las espumas
que hiervan entre los dos,
desnudos entre las olas
borrachos de tanto amor
Y cuando canten los gallos
y el cielo comience a arder,
cuando la luna agonice
y el sol renazca otra vez
me entregaré a tus embates
encalleré mi bajel,
me arrojaré a tu corriente
y en ella pereceré.