¡Mira Sol!...
la empinadura de esos senos
orgullosos...
que cual perlas de la mar,
disputan del nácar la tersura,
remedando el brillo de la Luna.
El Sol parpadea y mira
con el trinar de la primavera,
coloreando el tono de las flores
con sus rayos,
que lamen con tibieza,
esos senos de mujer.
¡Detente Luna!...
solo un instante
en tu umbroso andar,
para admirar,
de esos pechos el ornato.
Y desdeña el celoso tapujo,
que cubre egoista la belleza,
ocultando al alborozo,
la contemplación ensoñada,
de erguidas cimas,
con punta de miel y coral.
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juan maria