TORQUEMADA

Aunque no conocíamos la razón ni la causa,

 

Aunque no conocíamos la razón ni la causa,

nosotros ya sabíamos que el amor no era eterno,

mas en él nos hundimos, con prisas y sin pausa,

creando primaveras cuando todo era invierno.

 

Nos vaciamos juntos en un cariño ardiente,

luchando contra miedos, tristezas, desencantos

y a veces nos hallamos sentados frente a frente,

vacíos de palabras y repletos de llantos.

 

Sospechábamos juntos que el amor se moría,

que un día no tendríamos más amor  que entregarnos,

mas nunca nuestras manos se encontraban vacías.

 

Y es que el amor se muere y nace cada instante.

Muere en cada mirada que no nos entregamos,

y resucita luego en cada gesto amante.