Ah, que no se deshoje de lo eterno
esta mañana, que han resucitado
las jarcias, y los mares han llorado
dulces Nereidas, Gris suntuoso y tierno.
Ah, que te quedes en lo más profundo
de mi sustancia, donde está tu gracia,
como una alondra que volando hacia
el tiempo, deja un cántico iracundo.
Luego te irás; brevísimo momento,
y luego vuelves a la eterna playa;
como las olas entre sus plegarias.
Se hará la noche eterna con el viento
y llorarás de amor, eterna Aglaya.
¡Oh eterna! ¡Oh Ninfa! ¡Oh Ninfa Gris! ¡Oh Arias!
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David John Morales Arriola.