Ser jóven es siempre un privilegio,
como pasear por el parque a tu perro,
pero creer en un dios es sacrilegio,
pero yo, si no creo en ninguno, no yerro.
La música es mi mejor medicina,
la palabra del amigo me da ánimo,
de desleal nadie me incrimína,
gracias a todo, no caigo en el desánimo.
No hay que temer a la soledad,
ni tampoco a la multitud,
ni dejarse llevar por la corriente.
Por dura que sea la realidad,
tuya es la virtud,
de mantenerte sereno y valiente.