LA VOZ
Quien será esa niña bella
que siempre veo pasar
rangosa en su desfilar
y radiante como estrella.
Caminando presurosa
va esquivando mi mirada.
Con desplante de estirada
me hace sentir poca cosa
Ya se ha hecho una costumbre
por las tardes esperarla
mi deseo es escucharla
y dejar mi incertidumbre.
Un día en mi reparó
Y viéndome con desdén
saludarme tuvo a bien
y una mueca me mostró
Yo aturdido y asustado
no atine más que a decir
-no me deje más sufrir
soy de usted enamorado.
Ella con mucho desplante
y con tono muy subido
me dijo casi al oído
-¡es usted un atorrante!
¡Ay! su voz que decepción
es un agudo chillido,
horripilante en sonido
cual res en degollación.
Se fue mi enamoramiento
terminose mi ilusión
y le dije al corazón
que ande siempre con más tiento.